El Cuervo quiso imitar al Águila
Un Águila inmensa arrebató por los aires un carnero. Un Cuervo, tan voraz como ella, al verla, quiso hacer lo mismo. Naturalmente, con menores bríos, revoloteó sobre el rebaño, se fijó en el carnero más rollizo, que le pareció un digno manjar para su hambre feroz. Alegre como unas Pascuas, decía el Cuervo en sus adentros, atisbando su presa:
-No sé quién te ha criado, pero estás de buen año... pronto caerás en mis garras.
Diciendo y haciendo, se precipitó sobre la baladora res. Pero ¡ay! Pesaba más que él, y sus lanas, muy crecidas y espesas eran tan crespas y largas que se enredaron en ellas las garras del Cuervo, acudió el pastor, atrapó el Cuervo, lo enjauló, y lo entregó a sus hijos para que se divirtieran con él.