El Ratón de la Ciudad y el del Campo
Cierto día, un Ratón de la ciudad convidó a comer muy cortésmente a un Ratón de Campo. Robó cuanto pudo en la cocina de la casa donde habitaba, y sirvió el banquete sobre un rico tapiz.
La comida era excelente, nada faltaba. Pero sucedió que la cocinera dándose cuenta del robo cometido por el Ratón se lanzó a buscarlo, indignada armada de una escoba. Al darse cuenta los comensales de lo que sucedía, echaron a correr; el Ratón ciudadano indicó el camino mejor al Ratón del campo, quien torpemente lo siguió en su fuga.
La cocinera barrió con lo que quedaba del festín, y cuando los Ratones volvieron, no encontraron nada. Avergonzado, el Ratón de la ciudad pidió al Ratón del campo que esperara... iría a robar de nuevo.
-¡No! -Replicó el Ratón del campo-, buen provecho te hagan tus festines. No los envidio. Mi comida es muy modesta pero la tomo tranquilo.